Lo encontramos por casualidad un verano y desde entonces repetimos unos días cada año en este hotelito fantástico y en el increíble Valle del Pas. La Posada del Vallijo es el mejor lugar posible para descubrir estos parajes tan especiales y para disfrutar de un tiempo detenido y del olor a hierba recién segada. La Posada es una casa preciosa, que sus dueños se empeñan en que no deje de ser casa para convertirse en hotel. Sólo seis habitaciones para otros tantos afortunados huéspedes que disfrutamos de porches y salones como si tuviéramos casa en el valle. Pero en realidad alojarse en la Posada no es como tener allí una casa propia, es mucho mejor. Si fuera mi casa quizá no tendría todo tan a punto y tan relimpio como lo tienen sus dueños y, sobre todo, de ninguna manera mis manos sabrían hacer los deliciosos bizcochos que Luci prepara y sirve cada mañana en el desayuno. Ni los bizcochos ni las quesadas ni las mermeladas de todos los sabores que salen de su cocina y que son espectaculares. La casa refleja en su decoración y en lo bien construida que está la personalidad de unos dueños amabilísimos, gente sencilla, viajada y culta que se prodiga en los detalles. Y todo esto por muy poco, los precios de las habitaciones son bajos para lo que ofrecen y es que charlando con ellos uno se da cuenta de que no es exactamente hacer negocio lo que buscan, si no poder hacer feliz unos días a la gente a la que alojan y que se sientan como en casa. Desde aquí nuestro agradecimiento por hacernos sentir siempre así. …
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